MI GPS 2024 – DICIEMBRE – Abundando en esperanza: Reinando desde una clara vision del futuro.

«Ahora que Dios, la fuente de la esperanza, los llene de gozo incontenible y paz perfecta al confiar en Él. ¡Y que el poder del Espíritu Santo rodee continuamente su vida con su superabundancia hasta que irradien esperanza!».
(Romanos 15:13, TPT).
Dios es un Dios de esperanza. La esperanza es la que da lugar a la fe. Si no hay esperanza de que algo puede cambiar, o de que algo se pueda vivir, simplemente no se cree, y la fe, la que podría haber traído algo tangible y concreto a tu vida, permanece latente en el fondo sin activarse.
La esperanza es fundamental para nuestra vida. Es la que nos da una visión clara de lo que es posible en el futuro, mientras que la fe recibe esa realidad en la esfera espiritual y la materializa. La fe se apoya sobre la esperanza para verlo, pero es la fe la que lo hace realidad. Por esto, las Escrituras dicen que el «justo por la fe vive». La esperanza te permite ver las posibilidades, pero la fe ejecuta la transacción.
Hoy en día hay muchas personas que no tienen esperanza y temen tenerla, para no ser desilusionadas nuevamente. A veces, las circunstancias presionan de tal manera, que pareciera que no hallamos la esperanza en nuestro interior. Sin embargo, si eres hijo de Dios, tienes al Padre, y Él es el Dios de la esperanza que te llena con gozo y paz. Relacionarte con Él debe producir esa realidad en tu vida, de lo contrario, estás viviendo la información desde una perspectiva netamente religiosa, sin la relación.
La esperanza es necesaria para reinar en la vida. Por más imposible que crees que sea, en Cristo estás preparado para reinar. ¡Permite que el poder del Espíritu Santo rodee continuamente tu vida con su superabundancia hasta que irradies esperanza! De esta manera, siempre tendrás una visión clara de tu futuro y una fe activada.

MI GPS 2024 – NOVIEMBRE- Afirmando tu rostro: Reinando sin distracciones.

«… pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado
y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera…».
(Filipenses 3:13b-14a, NTV).
¡Cuán bondadoso ha sido el Señor al darnos todo lo necesario para vivir en plenitud lo que Cristo ha provisto! Él ha cumplido su parte y nosotros podemos vivir confiados, sabiendo que no necesitamos «luchar, maquinar o reinventar» nuestras vidas frente a las adversidades o circunstancias que enfrentamos. Nuestra responsabilidad es vivir en el presente, confiados en lo preestablecido del Padre y manteniendo nuestra mirada en el propósito divino depositado en nuestro interior.
En Filipenses, el Apóstol Pablo dice: «No me detengo por lo que ha pasado ni me cargo con ello, en cambio, tengo mi mirada en el lugar al que me dirijo, avanzando en mi carrera divina». Luego, en II Timoteo 4:7, él afirma: «He terminado la carrera…». ¡Qué glorioso es saber que, si hacemos lo mismo, podemos llevar a cabo lo que nos ha sido encomendado! Jesús también afirmó su rostro para llevar a cabo su propósito eliminando las distracciones, las percepciones erróneas de sus discípulos y las contradicciones que intentaron surgir en su alma. Mantuvo su rostro firme como una piedra, enfocándose en quién era.
Reinar en tu vida requiere la misma firmeza y enfoque. Debes aprender a eliminar las distracciones y asegurarte de que estás siguiendo el propósito que te ha sido encomendado. Esta seguridad te ayudará a mantener tu mirada donde debe estar, «en lo que está por delante, pero ocupándote del hoy». Hay muchas influencias que intentarán desviarte, incluyendo amistades bien intencionadas, pero que quizás no comprendan tu propósito. Aquellos que han ido antes que tú lo han logrado. Tú también puedes afirmar tu rostro para reinar en tu vida y ser la demostración plena del hijo que eres.
1Isaías 50:7, Lucas 9:51

MI GPS 2024 – OCTUBRE – La cultura del reino: Reinando en gloria y excelencia.

«Porque su divino poder nos ha concedido todas las cosas que son necesarias y adecuadas para la vida y la piedad, mediante el conocimiento pleno y personal de Aquel que nos llamó por y para su propia gloria, excelencia y virtud».
(2 Pedro 1:3, AMPC).
Cuando descubrimos la cultura del reino de Dios en nuestras vidas por medio del conocimiento de Él, nos resulta sencillo comprender cómo reinar en la vida. La propia cultura nos guía de una forma práctica y fluida en los valores, prioridades, maneras y excelencia de ese reino.
Ese reino es tu reino. Su cultura se ha convertido en tu cultura, y cuando algo se incorpora como cultura, ya se vive de manera inconsciente, está arraigado en ti. Imagínate pensando, resolviendo y tomando decisiones sin limitaciones porque la cultura del reino de Dios dirige tus percepciones y activa tu fe para tomar posesión de todo lo que se encuentra dentro de ese reino.
Como vimos el mes pasado, cuando carecemos de la percepción del Padre sufrimos pérdidas innecesarias y vivimos limitados. Estás destinado a reinar y calificado para participar de tu herencia; la victoria ya ha sido ganada para ti. Descubrir la cultura del Padre es clave para vivir la gloria y excelencia a la que has sido llamado. Dios no te sacó de tinieblas solo para «mejorar tu situación»; te llamó por y para su propia gloria y excelencia. Él no escatimó a su propio Hijo, sino que juntamente con él te dio todas las cosas para que reflejes su gloria y vivas a su nivel de excelencia.
No puedes volar como un águila si piensas como una gallina. Tampoco puedes experimentar la gloria y excelencia del reino del Padre si piensas como un huérfano o un mendigo. Eres un rey en el reino; piensa, vive, sirve como el rey que eres y adopta la cultura de gloria y excelencia como Él la posee. Como Él es, así eres.

MI GPS 2024 – SEPTIEMBRE- Viviendo la fe del hijo de Dios: Celebrando la victoria ya ganada.

«Verás, cada hijo de Dios vence al mundo, porque nuestra fe es el poder victorioso que triunfa sobre el mundo. Entonces, ¿quiénes son los conquistadores del mundo que derrotan su poder? Los que creen que Jesús es el Hijo de Dios».
(1 Juan 5:4-5, TPT).
La fe celebra la victoria que Cristo ya ganó. La fe no lucha para lograr la victoria, resolver un problema o sanar a alguien, sino para apropiarse de la victoria que ya está en Cristo. Este concepto es importante para reinar en la vida. Muchos hijos de Dios creen que es su responsabilidad ganar la batalla. Su enfoque de fe está puesto sobre el esfuerzo de algo que deben lograr, en vez de algo que ya está resuelto, y ellos simplemente deben tomar posesión de ello.
La batalla de la fe que vives es la de mantenerte en la fe del hijo de Dios. Lo que vivimos ahora en la carne, lo hacemos en la fe del hijo de Dios (Gálatas 2:20), una fe que ha ganado la victoria completa. Reinar en la vida es posible porque no depende de nuestra capacidad de ganar «batallas» o «vencer adversidades» por nuestros esfuerzos. Reinar en la vida se basa en el hecho de que hemos recibido la abundancia de su gracia y el don de la justicia, pensando y creyendo lo mismo que el Padre.
Debes estar convencido de lo que estás creyendo, de lo contrario, no podrás vivir en la victoria que te pertenece. Cuando vives en tu esencia de amor, ese amor elimina el temor que desvía tu enfoque, pensamientos y creencias para que puedas tomar posesión de tu victoria. La fe del hijo de Dios te mantiene firme, estable y sin vacilar. Te permite permanecer conectado a la fuente verdadera y reflexionar: «Yo vivo lo que Cristo ya cree de mí y ha ganado para mí».
Tu fe celebra una victoria ya ganada por Cristo y se apropia de ella como un hecho ya realizado. Vive en la fe del Hijo de Dios.

MI GPS 2024 – AGOSTO – Acomodando lo espiritual a lo espiritual: Reinando desde lo superior

«Y articulamos estas realidades con las palabras que nos imparte el Espíritu y no con las palabras enseñadas por la sabiduría humana. Unimos verdades reveladas por el Espíritu con palabras reveladas por el Espíritu».
(1 Corintios 2:13, TPT).
Todos los que han recibido la abundancia de su gracia y el don de justicia están calificados para reinar en la vida. Estos dos regalos por parte del Padre nos han posicionado y nos enseñan cómo ejercer ese derecho. Como ser espiritual, debes enfocar tus pensamientos, valores, cultura, percepciones y creencias en el pensamiento del Padre, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Reinar en la vida es únicamente posible desde el reino de nuestro Padre.
Muchos hijos de Dios anhelan reinar en la vida, sin embargo, su vivencia diaria está dirigida por sus cinco sentidos y de lo que aporta su entorno. Están más conscientes de una realidad temporal que de la Verdad eterna. Han dado mayor validez a un mundo inferior que al poder del Padre y la esfera espiritual. Si quieres reinar en la vida debes aprender para ti mismo lo que significa «acomodar lo espiritual a lo espiritual», enfocándote en Cristo y eliminando las influencias de lo temporal.
Reinar en la vida es vivir consciente de tu unión continua con Cristo, siendo dirigido desde tu interior, apoyado en las palabras de Cristo. Estas palabras, que son espíritu y vida, son las que te guían para ajustar tus pensamientos, meditación y creencias a lo que Cristo ha hecho por ti. Implica ser sensible a cualquier cosa que te aleje de la paz y la confianza, y eliminar esas influencias de tu vida como los pensamientos, el razonamiento humano, las excusas, las justificaciones y el papel de víctima. Acomodar lo espiritual a lo espiritual es alinear todo tu ser a Cristo y a su obra completa por tu vida. Significa apropiarte de todo lo que te pertenece y no considerar otra opción o posibilidad. Estás completo en Él.