«Ahora que Dios, la fuente de la esperanza, los llene de gozo incontenible y paz perfecta al confiar en Él. ¡Y que el poder del Espíritu Santo rodee continuamente su vida con su superabundancia hasta que irradien esperanza!».
(Romanos 15:13, TPT).
Dios es un Dios de esperanza. La esperanza es la que da lugar a la fe. Si no hay esperanza de que algo puede cambiar, o de que algo se pueda vivir, simplemente no se cree, y la fe, la que podría haber traído algo tangible y concreto a tu vida, permanece latente en el fondo sin activarse.
La esperanza es fundamental para nuestra vida. Es la que nos da una visión clara de lo que es posible en el futuro, mientras que la fe recibe esa realidad en la esfera espiritual y la materializa. La fe se apoya sobre la esperanza para verlo, pero es la fe la que lo hace realidad. Por esto, las Escrituras dicen que el «justo por la fe vive». La esperanza te permite ver las posibilidades, pero la fe ejecuta la transacción.
Hoy en día hay muchas personas que no tienen esperanza y temen tenerla, para no ser desilusionadas nuevamente. A veces, las circunstancias presionan de tal manera, que pareciera que no hallamos la esperanza en nuestro interior. Sin embargo, si eres hijo de Dios, tienes al Padre, y Él es el Dios de la esperanza que te llena con gozo y paz. Relacionarte con Él debe producir esa realidad en tu vida, de lo contrario, estás viviendo la información desde una perspectiva netamente religiosa, sin la relación.
La esperanza es necesaria para reinar en la vida. Por más imposible que crees que sea, en Cristo estás preparado para reinar. ¡Permite que el poder del Espíritu Santo rodee continuamente tu vida con su superabundancia hasta que irradies esperanza! De esta manera, siempre tendrás una visión clara de tu futuro y una fe activada.
MI GPS – AGENDA 2023 – DICIEMBRE- DESAFIOS DE AMOR.
MI GPS – Diciembre- VIVIENDO CON ETERNINDAD EN NUESTROS CORAZONES.
MI GPS – Diciembre- Honra
DICIEMBRE – “Y en la casa de Jehová moraré por largos días”. – Eternidad
Dios ha colocado eternidad en el corazón de cada ser humano. Sin embargo, no todos viven con la eternidad en mente. De hecho, la mayoría ni siquiera vive pensando en el bien de las próximas generaciones. Tienes una gran ventaja como hijo de Dios: el Eterno vive en ti. Has sido redimido de las limitaciones del tiempo cronológico para vivir desde la eternidad. El Salmista, dijo: “En la casa de Jehová moraré por largos días”. Él sabía de dónde venía la perspectiva de la eternidad. De hecho, construyó un tabernáculo para que la presencia de Dios habitara en él todos los días. Su relación con Dios era un asunto diario como debería ser para nosotros. Hoy, tú eres esa morada de Dios. Cristo habita en ti por medio de su Espíritu Santo. Esto te permite no solamente tener una perspectiva eterna, sino también, que puedas traspasar las barreras del tiempo y del espacio para suministrar desde el mismo corazón del Padre. Esto es posible cuando vives con la conciencia continua de su presencia en ti. Cuando vives con ese entendimiento, te liberas de la trampa del temor, inseguridad, soledad y la sensación de “buscar a Dios”. Él está en ti y no hay necesidad de “buscarlo”, sino de relacionarte con Él. No está lejos, ni tarda en oírte. Tu comunión con Él debe partir desde la confianza de que el Eterno está en ti, y ya puedes vivir desde esa mentalidad. Hemos pasado ya 11 meses del año 2023; aproximadamente 48 semanas; 334 días; 8016 horas… tiempo. Para algunos, el tiempo es un duro capataz. Sin embargo, tienes el poder de aprovechar bien el tiempo porque vives eternidad. Proyectas tu vida desde quien eres en Dios y según un propósito divino; por eso, tienes la ventaja de poder redimir el tiempo cronológico. Puedes enfocarte en lo que ya conlleva la bendición y no perder tiempo “intentando” con planes e ideas que no van a prosperar. Recuerda que vivir como hijo es vivir desde un “fluir”, sin esfuerzos humanos. Puedes vivir en Él y con Él; esto es equivalente a vivir eternidad.