“Pero [se acerca el tiempo en que] la tierra se llenará del conocimiento de
la gloria del Señor como las aguas cubren el mar.”
Habacuc 2:14, AMPC
“Serán así capaces de entender, en unión con todos los creyentes, cuán largo y ancho, cuán alto y profundo es el amor de Cristo; un amor que desborda toda ciencia humana y los colma de la plenitud misma de Dios. A Dios que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos, a él la gloria en Cristo y en la Iglesia, de edad en edad y por generaciones sin término. Amén.”
Efesios 3:18-21, BLPH
En el año 2020 entramos en un período de aceleración en la Iglesia para colocarla en la condición y posición para este tiempo. Una palabra profética nos adelantó un segmento de 10 años de tiempos turbulentos, pero la Iglesia tendrá la sabiduría hábil para navegarlos. “Viviendo establecido y próspero”, fue el enfoque que el Padre nos dio para fortalecernos y prepararnos. Esto debería continuar siendo prioridad en nuestras vidas: creer al Señor nuestro Dios y ser establecidos en cada momento y circunstancia, y creer a sus profetas y ser prosperados. La Iglesia debe avanzar con mayor fuerza y autoridad en vez de retroceder o esconderse de los peligros. Hay un mundo con gran necesidad de respuestas y soluciones, y la Iglesia tiene a Aquel que es todo en todo: a Jesucristo.
Jesús, como Cabeza de la Iglesia está llevándonos a mayor Plenitud, incrementando la manifestación de Su gloria a través de la Iglesia. Es un tiempo para llenar “nuestro mundo” con la demostración de su naturaleza y hechos.
Efesios 3:19 habla de conocer, de experimentar la dimensión del amor de Cristo personalmente en una magnitud que excede todo conocimiento, razonamiento humano y entendimiento intelectual, para que seamos llenos de la plenitud de Dios Padre. La Iglesia está diseñada para ser la fiel representación del Padre aquí en la tierra y para esto, debemos ser llenos de Su Plenitud. Esto sucede cuando amamos con la misma madurez con la que el Padre ama. La Plenitud del Padre residiendo en nuestras vidas; la Plenitud de su bendición y gracia resplandeciendo en la Iglesia; la Plenitud de la estatura de Cristo en una Iglesia madura y la Plenitud de Su gloria afectando al mundo con la demostración e influencia de su naturaleza y hechos: “Su Gloria”.
2021, Plenitud: Llenando la tierra con el conocimiento de Su gloria.
- La plenitud del Padre.
“Serán así capaces de entender, en unión con todos los creyentes, cuán largo y ancho, cuán alto y profundo es el amor de Cristo; un amor que desborda toda ciencia humana y los colma de la plenitud misma de Dios. A Dios que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos, a él la gloria en Cristo y en la Iglesia, de edad en edad y por generaciones sin término. Amén.” Efesios 3:18-21, BLPH
- La plenitud de Su bendición y gracia.
“Porque de Su plenitud (abundancia) todos hemos recibido [todos tuvimos una parte y todos fuimos provistos de] una gracia tras otra y bendición espiritual sobre bendición espiritual e incluso favor sobre favor y regalo [amontonado] sobre regalo.” Juan 1:16, AMPC
- La plenitud de su estatura.
“Para que se desarrolle, hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y en la comprensión del conocimiento pleno y exacto del Hijo de Dios, para que podamos llegar a la madurez real, la plenitud de la personalidad, que es nada menos que la altura estándar de la propia madurez de Cristo, la medida de la estatura de la plenitud de Cristo y la plenitud que se encuentra en Él.” Efesios 4:13, AMPC
- La plenitud de Su gloria.
“Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar.” 2:14, NBLA
“En tu fuerza, Señor,
se regocija el rey;
¡cuánto se alegra en tus victorias!
Le has concedido lo que su corazón desea;
no le has negado lo que sus labios piden. Selah
Has salido a su encuentro con ricas bendiciones;
lo has coronado con diadema de oro fino.
Te pidió vida, se la concediste:
una vida larga y duradera.
Por tus victorias se acrecentó su gloria;
lo revestiste de honor y majestad.
Has hecho de él manantial de bendiciones;
tu presencia lo ha llenado de alegría.
7 El rey confía en el Señor,
en el gran amor del Altísimo;
por eso jamás caerá.”
Salmo 21:1- 7, NVI